Relatos, Rol

Campaña Vampiro La Mascarada. Relato 3

Claudia, Gangrel

Solo sé que estoy a punto de perder el control, tengo que alimentarme, la bestia acecha. Llevo demasiados días ofuscada con Arnau y estoy segura de que no le hubiera gustado nada verme así.

– Mírate, eres preciosa, querida, ese pelo rojizo y tu naturaleza salvaje te imprime una sensualidad exuberante, misteriosa, aterradora. Aprovéchala.

Quizá. Sí, ¿por qué no? El True Blood, ese tugurio será un buen lugar de caza y así veré al macarra de Axel, siempre es bueno encontrar una cara amiga y él también lo estará pasando mal. Entre los dos matamos a…

– ¡PARA! No te tortures más. 

¿Dónde está Axel? No lo veo en la barra, imagino que lo encontraré en la trastienda con alguna de sus desafortunadas conquistas. Mejor será dejar que él también se alimente, espero que no pierda el control.

Ya ha pasado más de media hora y sigue aquí, justo en la mesa enfrente de la barra, a escasos metros de mí. Parece aburrida y el machirulo que la acompañaba no parecía atraer demasiado su atención. Me ha mirado unas cuantas veces, no son miradas casuales, e incluso creo adivinar alguna intención. Tiene cierto parecido a la buena de Arlet. Quizá por eso me he fijado en ella, esa pequeña y tímida Tremere tiene un encanto inusual. No ceso de imaginar su cuerpo desnudo envuelto en etéreos velos rojos, caminando sinuosamente hacia mí, para terminar, fundiendo nuestros muslos en un placentero abrazo y tocar el éxtasis. Esto le añade una sensualidad increíble al juego.

– ¡Claudia!! Regresa a la realidad. Aliméntate.

Parece que la encantadora desconocida se impacienta. Fijo mi mirada en ella y me acerco a la mesa con paso lento y un sensual contoneo de mis majestuosas caderas. Me mira fijamente. Mi mano se desliza por su pelo hasta ponerlo detrás de su pequeña oreja. Se levanta. Su cara frente a la mía, su nariz casi roza mi nariz, siento su aliento cálido estrellarse contra mis labios, he tomado ciertas medidas, espero que ella sienta la misma tibieza en mí. Sin mediar palabra alguna, salimos del bar. Entrelazo mis manos con las suyas, pero en un repentino movimiento estrecha su cuerpo contra el mío

– Mi piso está aquí cerca, quizás podrías acompañarme.

– Será un placer, querida.

Se acerca el alba, debo irme. Mi dulce amante yace dormida. Descansa, querida, mañana ni te acordarás de que he estado aquí, pero yo sí me acordaré de ti querida Octavia. Esta noche has saciado mi sed y algo más.

Estos son pequeños relatos que fueron surgiendo durante la campaña de Vampiro La Mascarada. Quizás algunos de ellos cuesten de entender, fuera del contexto de la campaña, pero en cierto modo, los muestro tal y como se crearon, por su esponaneidad.

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